“El Arte es aquello que nos diferencia del resto de los animales. Es disfrutar de cosas que no son importantes materialmente, pero que te enriquecen interiormente” (Giulletta Speranza en una entrevista para la revista Claves de Arte).

Pierre Bordieu dice que es objetivamente imposible determinar qué es una obra de arte y quién es un artista. Y también dice que hasta el siglo XIX el artesano hacía las cosas por amor al arte y las vendía para vivir. Pero que en el siglo XX el dinero le ganó, definitivamente, la batalla al arte.

Si partimos de la premisa de que para ser un “artista” es indispensable la pretensión del autor de que su obra sea una obra de arte, lo que yo hago no es arte. Tampoco soy un fotógrafo “profesional”, aunque uso las mismas herramientas, ni la fotografía que yo hago se puede considerar “creativa”…

Yo utilizo el medio fotográfico como vehículo de expresión personal. Y para mi la importancia no la tiene el “proceso”, sino conseguir el objetivo de contar una historia, la mía.

Como dice Manolo Laguillo, toda nuestra obra compone una sola imagen: nuestro autorretrato. Y yo pretendo hacerlo con las enseñanzas de los maestros: Cartier-Bresson, Rober Doisneau, Robert Frank, Harry Callahan, Duane Michaels, Bernard Plossu, Gabriel Cualladó, Paco Gómez, Ramón Massats y el Grupo “La Palangana”… la foto documental y la fotografía humanista: una mezcla de ojo, pensamiento y corazón.

El viaje es el camino. Y el camino es el “aprendizaje”, al estilo clásico, el lento, sin atajos, sin trucos, ni plugins, ni acciones, ni automatismos u otras recetas que no sean ver y estudiar la obra de los maestros y copiarla. Aprender a mirar, educar el ojo hasta conseguir ver con ojos propios y crear un estilo propio.

A mi me interesa lo que me rodea, mi gente, mi entorno. Y hacer todo lo que se pueda hacer para mejorarlo y hacerlo más acogedor y más habitable. Por eso hacer FOTOGRAFÍA no es ajeno a esa intencionalidad, en el sentido griego del término polis (ciudad), hacer polis es hacer política. Y exponer no sólo es enseñar fotos, es manifestar un discurso. No es un acto inocente, aunque sea inconsciente.